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-El director del Expediente nos cuenta cómo se enfrentó jurídicamente a la familia Galán-

EDITORIAL

 

Que dificil es tener opinión en Colombia. El país del sagrado corazón, es como una bifurcación ideológica fluvial,  donde por la derecha hay un sol radiante y un arco iris reflejado en el rocío de una cálida y suave lluvia, mientras que por la izquierda, las ramas secas de los árboles se van con el viento, el causal se vuelve tormentoso y la cascada inminente ruge anunciando la muerte y el olvido.

 

En Colombia, aprehender el debate bajo los criterios de argumentación y las relaciones políticas, sin tener miedo de lo que se dice, lo que se piensa y lo que se hace, es imposible. Postular posiciones y defenderlas, ha costado miles de vidas que se han extinguido ante el miedo y el poder de una oligarquía propia de esta tierra, donde un apellido impera más respeto que el conocimiento y la labor de toda una vida.

 

Desde la hegemonía conservadora hasta nuestros días, se ve como el mando concentrado en una ideología convierte los intereses particulares de unos en los de todos. La censura mediática, el abuso de las fuerzas públicas, la subyugación laboral, la violencia, los grupos armados y el acallamiento de las voces protestantes, son fenómenos sociales que azotan esta nación ya hace más de 100 años.

 

El problema es claro, no hay memoria social ni resistencia mental. Lo que paso con Gaitán en el `49, con Pinilla en el ´70, con el Palacio en el `85, con Cano en el `86, Abad en el `87  o con Garzón en el `99, son recuerdos que retumban en los oídos sordos de los colombianos sin ningún tipo de efecto. Aquí, solo se acuerdan cuando se conmemoran "tantos años de", pero lo cierto es que la historia nos cobra el hecho de ser indiferentes a ella. Nuestras voces, no pueden ser silenciadas por el umbral del miedo a aquello que está en un poder otorgado democráticamente. No se puede vivir bajo un yugo del terror que ponemos nosotros mismos sobre nuestras cabezas. Hay que aprender y poner en práctica la idea de conocer nuestras instituciones, conocer de que somos capaces en una democracia, de que nosotros tenemos el poder de subirlos y bajarlos, de que la solución es social.

 

Gaitan, Cano, Garzon, Pardo Leal, Jaramillo, Gómez Hurtado, Valencia, Galán, Lara Bonilla y Abad Gómez, son algunos mártires de esta lucha contra el poder y los intereses. Aquí hay de todos los tipos, de todas las ideologías, de todas las posiciones. Aquí, no hay lados, solo poder y subyugados. Esta lucha es de todos, no de izquierda o de derecha, no de pobres o ricos, no de medios o políticos, la lucha por una sociedad mejor, equitativa, libre de pensamiento y opinion esta en todos nosotros.

INJURIA Y CALUMNIA, LA FORMA JURÍDICA DE LA CENSURA

Hablamos con una experta en el marco jurídico del periodismo y nos aclaró cuáles son los casos en los que el periodista, en el ejercicio de su labor, incurre en los delitos de injuria y calumnia. 

MAPA DE LA CENSURA

La libertad de prensa y la libertad de expresión, constituyen los cimientos de la democracia y hoy por hoy, son un indicador importante para determinar el compromiso de un país con las libertades individuales y los derechos humanos.

Por esa razón, es realmente preocupante el último informe de Reporteros sin Fronteras (RFS) en el que, partiendo de la inestabilidad actual de la arena política internacional y de la reciente recuperación de la derecha en puestos de gran influencia en las principales potencias, se evidencia una normalización de los ataques y las violaciones a la libertad de prensa como políticas de Estado.

La libertad de prensa y la libertad de expresión, constituyen los cimientos de la democracia y hoy por hoy, son un indicador importante para determinar el compromiso de un país con las libertades individuales y los derechos humanos.

Por esa razón, es realmente preocupante el último informe de Reporteros sin Fronteras (RFS) en el que, partiendo de la inestabilidad actual de la arena política internacional y de la reciente recuperación de la derecha en puestos de gran influencia en las principales potencias, se evidencia una normalización de los ataques y las violaciones a la libertad de prensa como políticas de Estado.

Asimismo, no es un hecho menor el que se haya incrementado el número de países que hacen parte de la zona más baja de la clasificación y que suman, con ello, estadísticas no muy alentadoras para el diagnóstico de la libertad de prensa en el mundo.

En los últimos tres lugares, se encuentran Corea del Norte, Eritrea y Turkmenistán; países que, según RFS, se han empeñado en seguir en los últimos lugares desde la clasificación de 2005.

Para el caso de Corea del Norte, la situación es realmente negra (no de gratis ocupa el puesto 180 de la lista). El régimen de Kim Jong-un cada vez se sale más de control y la paranoia del dictador, lo lleva a controlar de manera excesiva  el contenido de la información que circula e imponer fuertes sanciones a medios o periodistas que accedan a información no autorizada o que la divulguen.

Ahora bien, el dictador asiático no se queda ahí y va más allá, controlando toda la información a la que puede llegar a tener acceso cualquier periodista o medio extranjero. Esto, por medio de permisos gubernamentales, que autorizan a unos pocos para cubrir los eventos del régimen y a los que se les mantiene en constante vigilancia.

De otro lado, en el caso de Eritrea, si bien dejó por fin de estar en el fondo de la clasificación, sigue siendo dictadura y el presidente Isaías Afeworki impone su voluntad contra opositores políticos y medios de comunicación. En resumen, Eritrea dejó de estar en el último lugar porque Corea del Norte es el peor referente de libertad de prensa a nivel mundial y no porque su situación mejorara.

Finalmente, para el caso de Turkmenistán (ubicado en el puesto 178), es evidente la enorme influencia del ex imperio soviético sobre las formas en que circula la información. Los medios de información y los contenidos publicados se encuentran bajo estricto control estatal, el periodismo independiente es acosado constantemente y existen campañas estatales para la erradicación de antenas de parabólica.

Esto nos da un referente de los peores escenarios de libertad de prensa, pero no hay que olvidar que eso no quiere decir que sean los únicos. A ello, se suma una realidad latinoamericana en la que también peligra la libertad periodística y una inestabilidad política en Europa que da lugar a dinámicas informativas inciertas (tanto así que Finlandia cedió el primer puesto de la clasificación a Noruega).

CONSULTE EL INFORME COMPLETO DE REPORTEROS SIN FRONTERAS EN: 

http://www.rsf-es.org/grandes-citas/clasificacion-por-paises/

LA CENSURA EN COLOMBIA

Partiendo del análisis del informe de la Flip sobre el asesinato de más de 150 periodistas por razón de su oficio en no más de 20 años y de la enumeración juiciosa de cada uno de ellos junto con su respectiva causa, hemos llegado a la conclusión de que los siguientes factores son los que hacen a un periodista atractivo para la mirada criminal:

 

1-Interceder en los intereses de algún grupo armado o político – Para explicar este factor, es oportuno citar textualmente la orden que dio Pablo Escobar Gaviria para que sus sicarios procedieran a poner un carro bomba en la sede de un periódico reconocido: “Vanguardia Liberal se nos está convirtiendo en otro Espectador…”.

 

El ser “Espectador” es precisamente aquello que los convierte en visibles (a medios y a periodistas). Si un investigador, como en el caso de Gonzalo Guillén, que desentramó un tejido mafioso dentro de la frontera con Venezuela, se inmiscuye demasiado, es más que seguro que aparte de información está moviendo intereses. Fibras delicadas que pueden llegar a representar algo negativo para el otro bando.

 

Tomemos otro caso por ejemplo, el de Mary Luz Avendaño, que fue acosada, perseguida y amenazada hasta no poder más por denunciar las alianzas criminales entre los “Urabeños” y ciertos sectores de la policía. La periodista, en sí, movió unos intereses particulares que se basaban en unas relaciones secretas y eso la convirtió inmediatamente en el foco de atención (además de ser la prueba fehaciente de que no solo los grupos criminales participan dentro de estas violaciones a los derechos humanos). Finalmente, este factor tiene algo muy importante: es de carácter universal. En general, cuando un periodista es asesinado por razón de su oficio, es porque movió unos intereses. Es decir, que tanto el asesinato de Jaime Garzón o Guillermo Cano podrían encasillarse dentro del mismo.

 

 

 

 

2-Poseer una carga simbólica – No es igual de universal al anterior factor, puesto que implica que un periodista (o medio) posea una imagen fuerte o característica específica. Es decir, que su posición sea fuerte respecto a un tema y a raíz de eso su trabajo sea implacable frente al mismo. Pero no solo eso, sino que la gente responda de manera eufórica frente a él. En éste, cabrían fácilmente los asesinatos de Eustorgio Colmenares, Guillermo Cano, Jaime Garzón, entre muchos otros.

 

3-Importancia estratégica – Este factor es, todavía, menos universal y se trata de cuando un periodista entra en un juego de poder en el que se convierte en una ficha clave de intercambio. Por ejemplo, el secuestro grupal del equipo de periodistas que acompañaba a Diana Quintero de Turbay o el secuestro de la periodista Maruja Pachón de Villamizar, que fueron personas estratégicamente escogidas para obtener un fin determinado.

 

Ahora, sin importar de cuál de los factores estratégicos se trate, es importante recalcar que la violencia contra los periodistas en Colombia es una realidad latente y el hecho de que tan solo en treinta y ocho años hayan sido asesinados 152 periodistas, es una radiografía de lo fuerte de la situación. Pero aún peor, es que la mayoría de las investigaciones legales sobre la muerte de estos periodistas ya han prescrito o, sin importar la relevancia de los sucesos, ni siquiera se han establecido las culpas. 

"En general, cuando un periodista es asesinado por razón de su oficio, es porque movió unos intereses"

Una radiografía de la situación colombiana

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